viernes, 9 de noviembre de 2007

"Desbordar el cánon"



Últimamente se han tenido conferencias importantes en el Auditorio Alfonso Rangel Guerra. Una de las cuales fue impartida por la dra. Rosa Domenella. La hora en la que iba a iniciar no fue establecida con seguridad y hubo personas que esperaron más de cuarenta y cinco minutos, con la esperanza de que hablara sobre cosas interesantes, ya que el título “Desbordar el cánon, narradoras mexicanas del siglo XX” es atrayente.
Comenzó la doctora con un resumen sobre la teoría del cánon, añadiendo que se iba a enfocar a tres escritoras principales: Josefina Vicens, Rosario Castellanos, María Luisa Puga. Sobre el cánon, lo más destacable es su insistencia sobre la constancia y alteridad, aunque le faltó ampliar en la parte en que entró a referir sobre el papel del cánon y su influencia en la vida y el ámbito cultural.
También habló sobre las teorías y estudios sobre géneros, haciendo hincapié en que, por lo general, la literatura era antropocéntrica debido a la forma patriarcal de la sociedad. Por ejemplo, en el Boom Latinoamericano, se nombran a Vargas Llosa, García Márquez, etc. Pero se deja de lado a Elena Garro, con Los recuerdos del porvenir, siendo que esa novela tenía también elementos del realismo mágico tan característicos de este movimiento literario. Agregó una diferencia importante respecto al cánon, esta vez sobre la distribución y los alcances o límites de la literatura: Cosmopolita /Universal vs. Regional/Indigenista.
Lo que ella propone es abrir los ojos a nuevas perspectivas teóricas, reeler desde un nuevo punto de vista a los textos canónicos y derribarlos. Por ejemplo, Gabriela Mistral, que en México tiene el papel de “maestra” y en Chile, de “madre”.
Ahora, respecto a la historia de la literatura en México, la doctora marca como inicio del cánon a I. M. Altamirano, que en el siglo XIX se esforzaba por explorar los sentimientos a la vez que se formaba una nacionalidad. Luego habló sobre el Ateneo de la juventud, cuyo tema debió ahondar más para otorgar conocimiento a los asistentes, y sobre Alfonso Reyes, a quien aludió como representante del cánon mexicano. Ya enfocándose hacia principios del siglo siguiente, mencionó a Mariano Azuela atribuyéndole el primer rescate de lo popular, al lado de Cartucho, de Nelly Campobello, a quien también quiere hacer entrar en el cánon según la perspectiva que propone.
En seguida se refirió a la importancia de reconocer a las narradoras mexicanas del siglo XX, “Escribir como mujer es un hecho lleno de consecuencias”, y conminó a reconocer la misoginia en la literatura, a rescatar a estas escritoras que estaban influidas por Virginia Wolf o Simone de Beavoir.
La doctora empezó a promocionar los libros que estaban preparando, de Josefina, Rosario, Nelly, M. Luisa, E. Garro. Y ofreció una exposición de lecturas, comenzando por Un vacío siempre lleno, de Josefina Vicens. Ella, Josefina Vicens, escribía utilizando pseudónimos masculinos, narradores masculinos ( un hombre de 56 y un adolescente) y se le compara con Sergio Galindo, con Polvos de arroz.
Hizo una interrupción para explicar algo de teoría literaria como antecedentes, a través de una comparación con G. Flaubert y el realismo.
Dio un repaso rápido al contexto histórico (67 años después de 1920) cuando escribió Josefina Vicens, Los años falsos, tocando temas como la corrupción y el machismo. Y comparando esta novela a su vez con Un vacío siempre lleno.
Siguió con Rosario Castellanos, a la que abordó con una perspectiva indigenista, biográfica, y, como influida por J.P. Sastre, anotó la doctora que Rosario Castellanos, en Ciudad real, incursionaba en la literatura comprometida socialmente. Al igual que con Josefina Vicens, dio un repaso rápido a las novelas de Castellanos, por ejemplo, Mujer que sabe latín, y los temas que abarca.
Finalmente, habló de María Luisa Puga, su escribir incesante, y al igual que las otras, parafraseó las razones que expresaban estas mujeres cuando les preguntaban que por qué escribían. Estableció el punto del registro autobiográfico (orfandad) leiv motiv en sus escritos, los temas del 68, la vida cotidiana de una anciana, etc. En Las posibilidades del odio, se percibe una obsesión por la escritura de tendencia lírica, a pesar de que es narrativa. El dolor, al final de su vida, es parte importante, pues la retorna a una conciencia del cuerpo que las otras escritoras tenían en sus inicios.
La doctora no vio ningún altar de muertos en lo que va de su estancia en Monterrey. Lo que ella no sabe es que eso de los altares se da más al sur, aunque aquí se haga “por tradición”, y también que Monterrey tiene un afán de copiar todo lo de Estados Unidos como signo del progreso, atropellando las costumbres en algunas ocasiones.
Ahora, la coordinadora del colegio del letras no debería de enorgullecerse de los altares que hubo, aunque sí hermosos, no era con la intención de preservar las tradiciones, sino de ganar un concurso o cumplir con una tarea.
En fin, la doctora vino a ilustrarnos sobre escritoras mexicanas, siendo nosotros los que deberíamos de estar ya ilustrados, y cuestionó también como no queriendo sobre los altares de muertos, recordándonos tal vez inconscientemente que debemos de tener conciencia (perdón por la redundancia) conciencia, conciencia, conciencia... sobre las tradiciones mexicanas y su tergiversación.

1 comentario:

Alejandra Arévalo dijo...

Desbordar el canón.
Este me gustó E L I S A


¡Saludos a todos!