miércoles, 10 de octubre de 2007

El Paseo Santa Lucía, parte I

Una crónica urbana


El paseo dominical de muchas familias regias ha sido desplazado de la Macroplaza. Incluso aquellas que no acostumbraban pasar parte de su fin de semana en el centro se han dignado a visitarlo. ¿La razón? Una extensa obra inaugurada el pasado mes que ha atraído a numerosos visitantes y suscitado no pocos comentarios.

Por Lily M. Garza

Una extraña fuente a la altura de Doctor Coss, justo donde la Macroplaza ha sido extendida recientemente, es el simbólico comienzo del Paseo Santa Lucía. De ella, llena de luces y con orillas que nos recuerdan la llegada de las olas a la playa, nace débilmente una corriente de agua que llega hasta el ya emblemático chorro de la Plaza de los 400 años.

Pero el paseo comienza, realmente, un nivel más abajo. Desde ahí caminamos hasta dejar atrás el Museo de Historia y su nueva extensión, el MUNE, pasando por otras dos fuentes singulares: una parece una regadera en medio círculo, la otra, baña los que fueron escalones del primer museo. No son pocos los niños que, deseosos de mojarse, pasan corriendo por el último de ellos.
Cruzamos por debajo del puente de Diego de Montemayor, que reemplaza a uno de los primeros de la ciudad y en el que había colocada una imagen de la virgen de la Purísima. Ahora, en una acera, una fuente hecha de ladrillo con la forma del hueco de un cono invertido y una imagen de cantera en la otra, la reemplazan.
Más adelante, un pequeño escenario semicircular es también cubierto por numerosos saltadores agua que parecen sustituir cualquier espectáculo. Enfrente, cruzando el río y por debajo de unas escaleras, hay una pequeña fuentecita redonda y un cuadrito de piso transparente sobre el agua por donde muchos cruzan inseguros.
Descansamos un momento en un gran banco a la altura de Gómez Farias. Frente a nosotros, una delgada cascada cubre unas estructuras metálicas que parecen los huesos de columnas vertebrales. “Esqueletos de dinosaurio”, le digo. Se escuchan unos gritos no muy lejos y después unas risas. El láser Faro del Comercio, que de cuando en cuando recorre la ciudad, ha señalado el siguiente punto: un potente chorro de agua que gracias al viento ha mojado a todos lo que pasan frente a él.
A la derecha, por encima de los barandales, se ven algunos de los edificios de vivienda que quedaron en la zona. Esa sí que es una ubicación privilegiada. Unos pasos más y estamos frente a otra escalinata bañada de aguas y de luces. Esos niños no se darán por vencidos hasta que estén completamente empapados.
Otro puente nos pasa por encima, esta vez en Platón Sánchez, y en cambio nos reciben del otro lado unos tímidos manantiales que cambian de color y que bailan como marionetas de estambre. La entrada que viene desde el nivel de la calle a la izquierda es una rampita que pasa por debajo de varios marcos hechos de metal. “Puertas egipcias” me dice.
Subimos por un puente-rotonda y nos detenemos un momento justo a mitad del río para observar todo lo que hemos recorrido. Bajamos, al fin, en la otra acerca.
Más adelante un sonido repetitivo, como hélices de un helicóptero, nos advierte sobre lo que sigue: una de las pequeñas cascadas termina no en el río, sino sobre el mismo camino en el que vamos. Los niños están felices: de las rodillas para abajo sus pantalones están llenos de “Santa Lucía”.
Bajo el puente en Héroes del 47 hay un rectángulo lleno de piedras y, alrededor, una banca que nos sirve para descansar. “Por aquí, se supone, estaba el Fortín de las Tenerías.” Este fortín fue uno de los sitios que, junto con otros pocos como la Ciudadela, sirvió de defensa a la ciudad. Las leyendas de antes decían que ahí se aparecía el diablo. Pero en realidad, lo más cercano a eso que existe son algunos cuantos esqueletos que se encontraron al hacer las excavaciones para construir el paseo, más los que no fueron desenterrados. “Soldados, probablemente.”
El tramo que falta para llegar a Félix U. Gómez es corto y casi totalmente tranquilo. No podía falta otra fuente, casi al final. En esta ocasión se trata de chorros de agua que saltan desde el lago hacia mitad del camino. Uno puede recorrerlo por el lado sin fuente, pero terminamos pasando por debajo de los arcos de agua. La gente al pasar alza las manos y los niños no paran de reír. Todos estamos completamente empapados.
Un puente en forma de “Z” invertida nos hace pasar por encima de una rareza de fuente que produce niebla y por debajo del gran paso a desnivel de la avenida, mientras escuchamos el ruido de autos y camiones, y algunos gritos de los pasajeros de los mismos.
Al fin, el puentecillo plateado nos deposita frente a las puertas de acceso: del otro lado se encuentra la mitad del camino y más allá, Fundidora. Sin embargo, ya pasaron de las 10:00 de la noche. Las puertas están cerradas.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Mi vida en Francia ha hecho que me olvide de muchas de las cosas que pasan en mi ciudad. Sabia que hace poco acabaron el Paseo Santa Lucia, mas no sabia que tan bueno era. Me alegra saber que muchas familias regias, que usualmente se quedaban en casa, salgan a disfrutar de un bello paisaje. Muy buena descripcion! Muero de ganas de conocer y pasearme por ahi. Me han dicho que es romantico.
Saludos!!

Anónimo dijo...

Lily bien padre la descripcion del paseo Santa Lucia.
Pronto voy a conocer ese paseo, pero no me gustaria mojarme, en fin como quiera hay que disfrutar este.
Saludos I m e l d a

Anónimo dijo...

Como siempre luciendote, nuevamente digo q aunq no conozco el lugar, tu haces q uno sienta muchas ganas de ir a visitarlo. nena res la mejor. q orgullo ser tu hermanita :P.

Mayra Pineda

Princess "Love is a Battlefield" Momo dijo...

que buena descripcion!!! no he ido por ahi, pero se me hace que mañana me doy una vuelta a ver si es cierto que esta tan bonito... saludos!!!

Anónimo dijo...

Ojalá y este sea el comienzo de un total y nuevo Renacimiento, aunque aqui no es Venecia ni tampoco allá es Monterrey, a propósito de todo esto Naty ya "apalancó" unos cuantos puntos para la siguiente vuelta política, desde mi muy humilde pero maquiavelico punto de vista, pero fuera bueno también ahora si tirarle al drenaje que tanta falta nos hace, ni modo tenía que decir mi punto de vista no tan optimista de estas obras.

Merci.

Anónimo dijo...

¡Hola!

Primero que nada, una disculpa por no participar en el quincenal pasado :P.

Me gusto ir al lado tuyo por este paseito lleno de agua, aunque no me imagino ir con Ramón al lado tuyo, jaja

Me gusto, y no te puedes quejar que no salimos, en este quincenal me invitaste y Salí contigo un ratito.

¡Solo que no me gusto cuando nos mojamos! Porque traía una blusa nueva.

En fin, ¡lo viví!

Besitos

Anónimo dijo...

pues muy buena reseña del paseo, Lily, yo no he tenido la oportunidad de viborear.. ejem.. visitarlo, pero espero pronto ir, antes de que el vandalismo termine de hacer estragos..
cuidate mucho n_n

Unknown dijo...

Me dan muchas ganas de ir a curiosear por ahí, en medio de ese camino fontanoso jajaja. Aunque no sé, con eso de que ya se hizo "popular"... :P

Jaja, me gustó mucho la descripción-narrativa que haces, se vuelve muy interesante. Por lo general me aburren mucho las descripciones de los lugares ^^U

Te quiero niña :D